
Si hay algo que merece la pena reconocer es la tremenda labor altruista llevada a cabo por el exjesuita catalán Vicente Ferrer allá en la India. Labor que bien le podría reportar por parte de la Iglesia una canonización o, cuando menos, una beatificación. Al contrario de lo que sucedió cuando falleció el anterior papa, Juan Pablo II, no he oído ninguna voz ni, por el momento, se ha convocado ninguna manifestación solicitando la elevación a los altares del exjesuita. Todo esto me lleva a hablar de la doble vara de medir de la Iglesia ya que, ésta fue muy rápida a la hora de solicitar la canonización del papa Woytila a pesar de su nula labor altruista (sú único "trabajo" consistió en difundir por todo el mundo a través de sus muchísimos viajes y cual imán islámico su manipulada, a la par que reacionaria, "palabra de Dios"), ahora que Ferrer se nos ha muerto y como ya no es de los suyos se muestra más perezosa para elevarlo a santo. Santos que, como Ferrer, son los que realmente merecen por su labor a favor de los pobres, de los que nosotros los urbanitas encerrados en la comodidad de nuestra torre de marfil, fácilmente nos olvidamos. Quien esté a favor de la beatificación de Ferrer sugiero que vaya a mi página de Facebook y escriba en mi muro un mensaje de apoyo. ¡VICENTE FERRER, SANTO SÚBITO!!

